Los Dioses
del Caos son traicioneros. En su eterna cruzada por la supremacía
del Viejo Mundo y por acabar con los falsos dioses de los hombres, en
el momento que bendicieron a Archaón como Señor del Fin de los
Tiempos se quisieron asegurar ante un posible fracaso. Khorne y
Slaanesh, al margen de Tzeentch y Nurgle, otorgaron su beneplácito a
otro campeón, Kelembor, convirtiéndole en todo un avatar de la
destrucción. Su fuerza, poder y salvajismo fue contemplado por
varias tribus de hombres del norte, que se unieron sin pensar a su
causa. Se mantuvieron expectantes hasta que Archaón terminara su
campaña pero este letargo acabó. Ha llegado el momento de que las
bárbaras huestes del Segundo Elegido arrasen el Viejo Mundo de
nuevo, y demuestren su verdadera superioridad.
Kelembor a
diferencia de Archaón no era un devoto de Sigmar, ni un templario,
no: Kelembor era un esclavo. Un bárbaro nacido al norte de Kislev y
que en una campaña anterior fue reclutado, para caer presa del
Imperio de los hombres, esclavizado en sus minas de metal donde la
amargura y el odio lo consumieron durante años, hasta llevarlo a la
locura y la desesperación. Y fue entonces cuando el Dios de la
Depravación puso su ojo en él. Es relativamente fácil encontrar un
hombre recto y doblegarlo, mostrándole la auténtica realidad...
pero es mejor encontrar un hombre doblegado y atormentado, y darle
poder. Slaanesh envió a Doro, una hechicera, que sacaría al bárbaro
de las minas, explicándole su nuevo propósito. Sería su mano
derecha, hechicera, y consorte; su intermediario con los Dioses del
Caos. El Dios Negro les otorgaría un ejercito salvaje, y la sangre
que derramaran haría que Khorne les endureciera y fortificara,
abanderado por los campeones y el propio Kelembor dentro de la
hueste. Solo un regalo le fue otorgado, un arma de un poder
comparable al de las reliquias de los ancestros.
Doro, el
avatar de la Lujuria, hechicera de Slaanesh. Poco se conoce de sus
orígenes, se rumorea que es la forma corpórea de los pensamientos
más instintivos, perversos y carnales del ser humano y que cada
hombre (o mujer) la ven de forma distinta. No envejece ni puede
engendrar descendencia. Su poder es aparentemente desapercibido en su
delicada figura, pero su canto de sirena atrae multitud favoreciendo
el crecimiento del ejercito y es que aquel bárbaro que sobresalga en
el campo de batalla será señalado por su maestro Slaanesh. Podrá
yacer con ella y saciar sus más sucios sueños, que la bella mujer
colmará con sumo placer. Si el bárbaro sobrevive y se contiene, sin
llegar a perecer por cansancio, inanición o heridas varias... habrá
superado la prueba y podrá pasar a engrosar las filas de los
guerreros, donde deberá demostrar su belicosidad y ganar el favor de
Khorne.
Los
conocimientos sobre los torrentes del Caos de Doro no tienen
parangón, su puesto junto al comandante es más que justificado y
nadie lo pondrá en duda sin morir de forma horrible.
-Preparando el trasfondo para un ejercito de Guerreros del Caos.
-Preparando el trasfondo para un ejercito de Guerreros del Caos.
2 comentarios:
Tzeentch al poder!!
Hey Casti!!! Cuanto tiempo! Que tal todo? Espero que bien!
Khorne es potente, Slaanesh en la 8ª me estoy dando cuenta que es bastante flojo... y Tzeentch esta over, tanto en hechiceros como en tropas. Ya te contaré que tal me sale el experimento este pero tiene pinta que mi hechicera cachonda será un cero a la izquierda.
Me alegra leerte, aunque sean 3 palabras XD
A ver si encuentro un poco de espacio y voy para ZGZ
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