martes, 6 de septiembre de 2011

A la... quinta va la vencida.

La verdad es que hay días en los que te lo planteas todo y solo llegas a una conclusión: vaya asco. Todo va lento, todo cuesta mucho, y hay poca recompensa. Pero bueno, al menos he superado una de mis quimeras.

Al fin, tras un año, he logrado superar la prueba en circuito cerrado del carné A2. Y quiero dejar constancia de ello.

Ya conté en el pasado como suspendí tres veces, bueno pues me falta comentar que volví a suspender una cuarta. La excusa: “has lamido con la rueda trasera un cono en la pista rápida”, el cono estaba desplazado dos dedos, pero a día de hoy sigo estando seguro que ese cono no lo toqué y ya estaba así.
El caso, es que me desanimé mucho. Tenía que volver a renovar y es mucho dinero. El carné me había costado más de 2200€ , dos asignaturas del instituto por la falta de asistencia y nada más que disgustos. Así que lo dejé.
En junio me operan, y supero el post-operatorio con una recuperación bastante pesada… que no tiene nada que ver con la moto… pero fue el tiempo suficiente para decidirme que hacer. Decidí aprovechar, ya que tenía que renovar, en hacerlo en otra autoescuela… y miré la que todos los compañeros de mi ciudad moteros me habían aconsejado. Por que habré tardado tanto, maldita sea?

La nueva autoescuela es una maravilla: el circuito perfecto, asfaltado y en las mismas medidas, pendientes y señales que en tráfico. Además, permiten la posibilidad de correr en el karting que tienen al lado, y eso… ufff… eso da mucho gustito. La moto, una gozada. Una bonita Yamaha Tricker 250 del 2006 (cuidadísima) de apenas 100KG, con rueda trasera de carretera, te permite hacer las maniobras con una facilidad impresionante: no hay que hacer fuerza, y gira como una bici. Ideal para el circuito cerrado, y una delicia de moto que me enamoró de buen principio, divertidísima de llevar, con una fuerza en bajas revoluciones que acojona… más de una vez se me encabritó (sin querer, jiji).

Pues tras todo el papeleo, y 8 deliciosas prácticas para hacerme a la nueva moto y recuperarme de los más de 2 meses sin subirme a una… el pasado día 31 de agosto me lancé al examen. Estaba nervioso, superar ese examen era una quimera, “traumatizado” me decía mi nuevo profesor.
Había logrado dormir bien, pero tenía esa inquietud como de salir a interpretar una obra de teatro. Hicimos una práctica previa, donde descargué toda mi adrenalina a base de hacer las maniobras y correr por el karting con agresividad. Me relajé muchísimo. Además, otros dos compañeros también se examinaban: una de ellas, una chica, que pasaba por la misma situación que yo… cambio de autoescuela y demás, por la misma razón que la mía. Por lo que hice buenas migas, y la compañía era muy grata… esas charlas de compañerismo y sueños sobre las motos que nos gustan, nos distraían y amenizaban los nervios.
Así que, en fin, llega el momento de la verdad. Éramos 9 aspirantes, mi autoescuela la última, y yo el último de la autoescuela. Han suspendido 5, y han aprobado 3… la compañera aprobó, y mi otro compañero suspendió por los nervios. Me toca.
Hago la prueba en parado, el aparcamiento. Que gozada con la diferencia de peso de la moto, incuso en cuesta, ni siquiera tengo que hacer fuerza. Me subo con la moto frente a la línea ante las paralelas. Tengo todo el tiempo del mundo, y cierro los ojos recordando algo bonito, respiro hondo y me relajo lo máximo posible. Arranco, paso las paralelas sobrado, enlazo con los conos hasta pasar los 5, acelero, segunda, y frenada de emergencia. Es como si me sobraran 15 metros por lado, y sin poner ningún pie, supero la pista corta.
Paso hacía la larga. Me preguntan nombre y respondo escueto, tan solo el nombre propio. El examinador, se queda un poco estupefacto… “apellido?”, respondo con el primero. Se me acerca un poco más, “que más?” y respondo con el segundo. Ya faltó que me preguntara el día de nacimiento, para quedarme en blanco con un “eeee……”, el pobre hombre me dejó pasar, yo creo que por lástima… jajja.
Me sitúo ante la línea, y empiezo a revolucionar la Tricker. Salgo disparado, segunda, hago el slalom… en el tercer cono, tumbando de más incluso. Hago el cambio de sentido de 180º, acelero a fondo y lo suelto al llegar al “obstáculo”, y frenada de emergencia. El instructor me hace señales para que salga, no me dice nada, yo pensaba que había suspendido por algo, cualquier cosa.
Llego al profesor con la moto, me dice que he hecho la pista rápida en 22.6 segundos y me riñe por tumbar tanto en el tercer cono… ansioso le pregunto si he aprobado o no, y se niega a decírmelo hasta que se lo diga el examinador. No puedo estarme quieto, de la adrenalina, y me viene el profesor… con una mano en el hombro, “has aprobado”. Abrazos, alegría, “subidón”… a casco porro, a saber las tonterías que diría en el momento.

Pero bueno, al fin, tras un año. Ahora prácticas de circulación, que hace tiempo que no hago ni con el coche, y luego el examen. No me preocupa, nadie suspende este examen. Y lo bueno es que las circunstancias me acompañan esta vez: una impecable Honda VTR 250 de carretera, que bicharraca, me dan mucho respeto las derpotivas. Que miedo me doy en autopista/autovia. ¡Que ganas!

3 comentarios:

jose oliveras dijo...

Congratulations !
;)

Insanus dijo...

Por fin! Me alegro mucho. A mí el de coche me costó una barbaridad, pero al final apruebas. Comprendo esa sensación de "ir a interpretar una obra de teatro", la reconozco, también lo padecí.

Kelem, ¿de qué te operaron, tio?

Kelembor dijo...

Gracias gente :D
Ahora estoy ya con las practicas en abierto y , con la VTR, una delicia.

De un quiste, nada grave pero muy aparatoso de recuperar ya que me extrajeron mucho tejido que he tenido que curar a lo Lobezno, sin puntos ni nah.