martes, 8 de enero de 2008

Historia de Kelembor, Señor del Fin de los Tiempos (Parte 2)

[ Los años pasaron y empecé a aparecer por las tierras de los humanos, quienes no me conocieron y con los que podía interactuar sin problemas a ser desenmascarado.
Algunos años después conocí una Bruja, quien se intereso mucho por mi... y nuestra simpatía se transformó en aparente amor... pues es hoy que conozco que ella sabía de mi condición de Heredero y quería que ambas esencias pasaran a ser suyas por las malas artes de la magia negra... Inconsciente de ello me prometí pero la boda no llegó a pronunciarse, su increíble devoción a la muerte como bruja le llevaron a su propio sacrificio por parte de su hermano adoptivo quién practicaba el chamanismo. Destrozado sin embargo, Furia parecía retomarme consumido en mi dolor ya que había perdido a mi amor (aún no sabía que se trataba de un hechizo). Volví a sentir el olor de mis enemigos, su miedo... los instintos de mi Furia me retomaban y durante años vagué en busca de la Profecía de la que mi padre me habló y diecinueve años después de la muerte de la bruja la encontré:

“La noche cae en un lugar
donde reina hoy el miedo
Bajo el influjo inmortal
de la luna y su luz
Te hace mirar hacia allí
donde brilla en lo alto
Y al mirar el destello en tus manos
ves que no eres tu
Duerme tu alma en el fondo
de un sueño sin rumbo
Como una plaga la muerte
se adueña de ti
Arde tu sangre en el fuego
que rompe tus venas
Y destroza lo poco de mortal
que queda hoy de ti
Y ahora esta libre
el mal que llevas dentro
La maldición por siempre existirá
El sueño del loco
que vive encerrado en su mundo
y no puede escapar
Cambia
Y deja salir a la bestia
Que siempre has vivido con ella
Y ella hoy es parte de ti”

No encontré significado a muchas cosas... quizás con el tiempo... pero espero que no sea demasiado tarde. Anoté la profecía en este grimorio, pero... la corteza de árbol que la contenía no estaba entera, faltarían unos versos que debo encontrar... podrían ser la clave.
Poco después de ello, Artemîs, capitán del barco de los Piratas me presentó una nueva y desconocida tripulante. Una paladina llamada Taretha... una humana de rasgos preciosos y algo enigmáticos. Seguramente por mi condición se interesó mucho por mi... en aquel entonces medio poseído de nuevo por Furia y se lo expliqué casi todo... de lo cual ahora me arrepiento, debería haberle contado todo. Con su luz y apoyo ella me ayudó y me liberó de la amenazante Furia y del hechizo de la bruja... con ella logré olvidar a quien me quería utilizar... Y lo que primero era mutua ayuda, pasó a amistad que luego se convertiría en amor... Aún recuerdo el día en que le confesé que la quería y ella admitió que también. Con nuestro amor ella me dio parte de su luz, quien a partir de ahora se encargaría de mantener a Furia aletargada y, a la par, me nombró paladín... harto de luchar por venganza decidí tomar tal honorable batalla como guerrero de la luz. Desde aquel día no nos separaríamos y nuestra historia de amor iba evolucionando hasta comprometernos. Sin duda, los mejores y más felices momentos de mí atormentada existencia... hasta hará unos tres días... Conocedor desde hacía meses de la condición real de Taretha, su posesión y pasado... nada debía cambiar pero su demonio había crecido y poseía su cuerpo y mente a placer... cuando la luz se debilitaba. La consiguiente noche el demonio la tomó y su luz se debilitó excesivamente, debilitándose también la mía... y tras encontrarnos los dos en Searing Gorge me preocupé por ella... tras una discusión provocada por su reciente posesión la luz rompió el Sello de Furia... quien desató muerte por la zona hasta que logré recuperar parte de mi cuerpo y suicidarme... encerrando de nuevo a Furia y haciendo aparecer a mi padre, quién me volvió a guiar a mi cordura... resucité pero esta vez inestable... pues la luz de Taretha había suplantado el Sello y con su inestabilidad Furia estaba libre de retomarme cuanto quisiera... decidí retomar mi viaje por el mundo, una vez más, en busca de la continuación de la profecía y la clave de la derrota del Señor del Fin de los Tiempos... si es cierto, también pretendía alejarme de mis seres queridos ya que si Furia me retomaba quizás sería su final y con el de ellos, el mío...

Partí en busca del último fragmento de la profecía. El tiempo me iba en contra pues Muerte era cada vez más poderoso en mi interior. Conocí de otra leyenda que el tercer trozo se encontraría en el Núcleo Ardiente, en los mismísimos cimientos de la Tierra, donde “lo viejo caerá en manos de lo nuevo”. ]

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno y la parte donde conoces a un sexy druida? xD

Anónimo dijo...

uy se me olvido poner el nombre xDD pero supongoq ue ya te habras imaginado quien seria xD el que se mete en todo sin que le llamen -_-`